México es un país multicultural: indígena, criollo, mestizo. Tradicional y moderno al mismo tiempo. Y hoy me gustaría hablar de mi región: el Norte. Es la única que conozco mejor, donde nacieron mis ancestros, donde vivo y hago mi futuro.
Algunos nos hemos quejado que vivir aquí es tedioso; hace mucho calor, casi no llueve y es un desierto sin mucho que ofrecer. Pero esta tierra nos dado más de lo que imaginamos. Nuestros ancestros se enfrentaron al duro clima, a desiertos y montañas, a indios recios que no estaban dispuestos a ceder. A pesar de ello hicieron fértil la tierra y encontraron cerros llenos de riqueza. Hoy por hoy los valles de la región son el granero de este país y se produce la mejor carne, como la de Sonora ninguna.
Más allá de la agricultura, ganadería y minería, que fueron los impulsores en un principio, el Norte es más que eso, es una región muy progresista, donde lo mucho o poco que se tiene es producto del trabajo. Los norteños nos hemos acostumbrado a ser independientes y no esperar a que siempre sea la autoridad central la que resuelva cada asunto de nuestra vida.
El carácter directo e independiente de la gente de acá tiene sus razones históricas. Una, como mencioné atrás, fue el clima y la forma en que se colonizaron estas tierras. La siguiente fue y ha sido la lejanía del centro tan dinámico; la tercera es que nuestros antecesores se enfrentaron a la indiferencia de los gobiernos, lo que provocó invasiones anglosajonas o filibusteras y la mutilación de antiguas tierras (un chilango no tiene porqué llorar la pérdida de La Mesilla, si esa parte era de Sonora). En fin la historia nos enseñó a resolver los problemas y defender nuestra tierra por nuestra propia cuenta (aún así, respetamos la ley). Y esa es la herencia que tenemos.
En mi viaje por blogs y foros sobre asuntos regionales me he encontrado con temas separatistas, de racismo e infinidad de insultos entre los de aquí y de otras partes de México. En lo personal no me preocuparía una separación (cada pueblo es libre de ser soberano y conservar su identidad). En cuanto al tema de racismo, de que muchos norteños lo son es algo generalizado, no todos lo somos (si fueran todos así aquí, no existiría yo y mucha gente que conozco). Así que, no (No, negativo, incorrecto) somos racistas de mierda como los anglosajones americanos.
En cuanto al carácter, algunos se pueden ofender. Pero la realidad es que así nos tratamos entre nosotros y es natural ser así con los de otros lados, no es por ser mamones o hijos de la chingada (si señores, así hablamos, no porque estemos enojados).
Por eso y otras cosas por las que podemos llegar a caer mal, no vamos a pedir perdón a absolutamente nadie. Yo personalmente respeto que en otros sitios resuelvan sus problemas a machetazos, linchando, bloqueando sus más importantes avenidas o saboteando las instituciones, entonces pedimos lo mismo, Respeto. Y si no que lástima.
Mi intención con este texto no es fomentar la desunión en el país (aunque ya lo estamos), es nomás exponer la realidad que yo percibo. Pero lo más importante es plasmar con mis palabras lo orgulloso que estoy de haber nacido en esta tierra con pasado y futuro. Creo y estoy de acuerdo que los norteños debemos estar tan orgullosos de nuestra identidad como lo está un yucateco, un jarocho, un puertorriqueño, argentino, español, tibetano, israelí... etcétera. Y nadie tiene el derecho de quitárnoslo.
Por Christian Rábago
El Orginal se puede encontrar en el blog del autor Aquí.
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